Editorial — ISSUES 21
ISSUES 21 nace a raíz de un patrón mental habitual de este tiempo: mi mente —y creo que la de muchos— siente que resuelve problemas si se crea necesidades materiales que luego consume. Y ante el desasosiego de lo incontrolable —el futuro, la economía, el trabajo—, el bálsamo de las cosas que se pueden controlar —un vestido, unas gafas, unas botas—.
En este último año de cambios, ese pésimo hábito se me ha disparado. Pero no todo ha sido negativo: por suerte, en los últimos meses he dado con decenas de comercios de moda admirables. Casi todos de pequeña producción, con piezas únicas, creados por una o dos personas que cuidan todos los procesos y que agradecen cada venta, porque estás contribuyendo a un sueño. Cada vez soy más consciente de que hay que comprar menos y mejor. El consumo por consumo no deja espacio para darle valor a las cosas. De ahí surge la conexión con ISSUES 21.
Este es un catálogo que he confeccionado con algunas piezas de esta temporada de mis tiendas preferidas, asociando cada prenda a una preocupación que estaré ignorando si la adquiero, en mi intento de distraerme de lo incontrolable a través del consumo.
Con esto me he propuesto dos cosas: la primera, poner perspectiva a mis dolencias —algunas más triviales que otras, todas demasiado personales— y restarles importancia; la segunda y principal, compartir los tesoros que he encontrado en mi camino hacia el embargo económico, con treinta y cinco marcas que creo que hay que conocer para empezar a hacer pequeños cambios de compra.
En este último año de cambios, ese pésimo hábito se me ha disparado. Pero no todo ha sido negativo: por suerte, en los últimos meses he dado con decenas de comercios de moda admirables. Casi todos de pequeña producción, con piezas únicas, creados por una o dos personas que cuidan todos los procesos y que agradecen cada venta, porque estás contribuyendo a un sueño. Cada vez soy más consciente de que hay que comprar menos y mejor. El consumo por consumo no deja espacio para darle valor a las cosas. De ahí surge la conexión con ISSUES 21.
Este es un catálogo que he confeccionado con algunas piezas de esta temporada de mis tiendas preferidas, asociando cada prenda a una preocupación que estaré ignorando si la adquiero, en mi intento de distraerme de lo incontrolable a través del consumo.
Con esto me he propuesto dos cosas: la primera, poner perspectiva a mis dolencias —algunas más triviales que otras, todas demasiado personales— y restarles importancia; la segunda y principal, compartir los tesoros que he encontrado en mi camino hacia el embargo económico, con treinta y cinco marcas que creo que hay que conocer para empezar a hacer pequeños cambios de compra.
Ninguna marca ha pagado por aparecer en este catálogo: la decisión de ofrecerles un espacio es únicamente mía.
Cada catálogo incluye un pañuelo de tela que se convierte en bolso, en pañuelo, coletero...
Cada catálogo incluye un pañuelo de tela que se convierte en bolso, en pañuelo, coletero...
ISSUES 21 was born as a result of a habitual mental pattern of this time: my mind - and I think that of many - feels that it solves problems if it creates material needs that it then consumes. And in the face of the uneasiness of the uncontrollable — the future, the economy, work — the balm of things that can be controlled — a dress, glasses, boots.
In this past year of change, that lousy habit has exploded. But not everything has been negative: luckily, in recent months I have found dozens of admirable fashion stores. Almost all of small production, with unique pieces, created by one or two people who take care of all the processes and who appreciate each sale, because you are contributing to a dream. I am increasingly aware that you have to buy less and better. Consumption by consumption does not leave space to give value to things. Hence the connection with ISSUES 21.
This is a catalog that I have made with some pieces of this season from my favorite stores, associating each garment with a concern that I will be ignoring if I buy it, in my attempt to distract myself from the uncontrollable through consumption.
With this I have proposed two things: the first, to put my ailments into perspective —some more trivial than others, all too personal— and downplay them; the second and main one, sharing the treasures that I have found on my way to the economic embargo, with thirty-five brands that I think you have to know to start making small purchase changes.
No brand has paid to appear in this catalog: the decision to offer them a space is solely mine.
Very limited units. You can buy a copy here. Each catalog includes a cloth handkerchief that turns into a bag, a handkerchief, a scrunchie...
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¡Gracias!
Thanks for watching!
